(...)
Eduardo Herrera, de 29 años, abandonó por algunas semanas la maestría en arqueología que cursa en San Antonio Los Altos, en las afueras de Caracas, para subirse a las pistas de tango, la danza que aprendió de niño con su madre, una inmigrante italiana que pasó parte de su vida en tierras porteñas.
"Yo nací aquí, pero me llevaron de chiquito a Venezuela y ahora me debato entre mi amor por la antropología y la arqueología y la pasión de mi madre, aunque cuando conocí a Sahirine cedí al tango", relata con gracia caribeña junto a una carpa blanca que sirve como camarín y pista de ensayo.
Alrededor de Herrera y su novia Sahirine Martínez (25), una esbelta bailarina de danza contemporánea y socióloga, que repite "dejé todo por el tango", decenas de parejas de edades variadas dibujan pasos en silencio, mientras dos bailarines se disputan un frasco de gomina en busca de dominar sus cabelleras rebeldes.
(...)
Artículo completo en: http://afp.google.com/article/ALeqM5gMpUmKTrHGQpYFx1Rf5_ceW-Db1A
No hay comentarios:
Publicar un comentario